¿Cómo aprendemos? ¿De qué manera se desarrolla la inteligencia? ¿Qué se puede hacer para el progreso colectivo de una sociedad en materia de educación?
En la Unión Soviética de la década del ´20, en plena etapa de construcción revolucionaria (antes del enorme retroceso que implicó la contra revolución estalinista), Lev Vigotski aportó significativamente a la respuesta que estos interrogantes plantean (y muchísimo más, en términos de acción pedagógico educativa a las masas carentes de alfabetización).
Sintéticamente, no aprendemos solos, ya que nuestro entorno socio cultural es imprescindible. Eso quiere decir que el apoyo y el trabajo en común con compañeros de estudio (y de cualquier otra actividad no formal en la que aprendamos algo), sumado a la guía de docentes, los mayores o de quienes tienen más conocimientos en la actividad que se quiere dominar, es fundamental para aprender.
En este sentido, el concepto de Zona de desarrollo próximo de Vigotski apunta a explotar las potencialidades del trabajo con otros, para poder desenvolverse solos en la resolución de problemas planteados para cualquier situación de aprendizaje.
Para desarrollarnos, entonces, nuestra relación con otros es ineludible. Y al lograr ese vínculo que logre resultados fructíferos para nuestro desarrollo, es que en ese momento
se hace evidente que se necesitan dos para el show.