En esos momentos en los que estás contento como perro con dos colas y te das cuenta que el motivo no es por haber ganado el gordo de navidad, ni por haber conseguido un montón de horas de trabajo, ni por que el genio de la lampara, el panadero y los tres deseos de la velita te concedieron lo impensado; no. Simplemente que cosas más mundanas y que son de menor envergadura que todo eso, pero no por eso menos importante en la vida de uno, por ser eso en lo que pones tu creatividad, tu voluntad, ganas y satisfacción, mejora y se enfila a buen puerto.
Entonces si las cosas pintan así, porque no lo clásico que suena como para cantarlo y recordarlo con la mejor predisposición, tal y como ocurría en la época en que lo escuchabas
en un casette de tu hermano mayor.
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