De visita al Museo del Ron, en Santiago de Cuba, visitamos los interiores de una refinería y cada espacio del centro de producción del ron, afamado como una bebida nacional y de exportación, en la Isla.
Al final del paseo, nos convidaron un shot del ron más añejo. Siete años puede durar en su sabor, en el proceso que lo llevó a ese nivel para ser así de añejo. A Sil prácticamente la hizo llorar. A mí, en cambio, me dio un subidón y sucundum, las olas y el viento, las olas y el viento, que me dibujó una sonrisa.
Actualmente no puedo tomar alcohol por un tiempo, debido a diversos motivos, pero me acuerdo de esa sensación y bienvenida aquella sonrisa.
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