El ojo se hincha, golpea y empuja las paredes de la cuenca y se asoma por ese velo del que lo quieren convencer que tiene delante de la órbita. Como si fuera así de fácil para ese musculo redondo y gelatinoso; que su cosmovisión se pueda alterar y transformar como si con solo correr una cortina se tratara.
Debajo de las pestañas, las inflamaciones dejan lomas de burro por el camino que hacen tropezar y entorpecen el camino de las lágrimas, que a caballo del primer papa frita que se les cruza, las distrae de su objetivo de alerta y drama. Que tragedia.
El ojo te vigila, desde su altar eléctrico. Algunos nuevos trajes se calzan un gorro frigio y juzgan eléctricos mandatos que acatar. La verdad para esas pupilas no es la Gracia Divina, sino la de la interrelación de las partes; tal y como la de un gran alfajor triple que se devora ese ojo despeinado.
La realidad del colonialismo y el sometimiento de un pueblo entero, por parte de un sistema nacionalista disfrazado de democrático, está a la vista de cualquiera, en el S. XXI. Solo la unión de esos pueblos en contra del mandato explotador dará vuelta la tortilla de la opresión. Abrir los ojos.
Para quienes dicen que no hay nada nuevo bajo el solo que ilumina la tierra donde la canción es la misma, Orphaned Land es una banda que te brinda un original punto de vista al respecto; de que no todo es lo que parece y
más vale cuidate porque te arrasan desde Medio Oriente.
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